09 jul 2009

El nuevo concepto de ciudad y la incidencia del vandalismo en Andalucía

El vandalismo como fenómeno emergente en las grandes ciudades andaluzas es el título del nuevo informe de la colección ACTUALIDAD que edita el Centro de Estudios Andaluces. El documento presenta una descripción del fenómeno: tipologías, origen y distribución. Los autores consideran que los actos vandálicos constituyen un claro indicador de la exclusión social que se padece en nuestras ciudades, por más que se los condene y criminalice de forma homogénea como actos brutales e ilógicos.

El director del Centro de Estudios Andaluces, Demetrio Pérez, el profesor Mario Jordi Sánchez, de la Universidad Pablo de Olavide, y Francisco Aix Gracia, investigador de la Universidad de Sevilla, han presentado hoy el número 42 de la colección ACTUALIDAD que tiene como título El vandalismo como fenómeno emergente en las grandes ciudades andaluzas. Un informe imprescindible para entender este fenómeno desde el rigor científico, apoyado en una descripción teórica del vandalismo como hecho social, sus tipologías, circunstancias de partida y su distribución en el espacio y el tiempo. Imprescindible también, apuntó el director, porque “el estudio del vandalismo resulta clave para visualizar toda una serie de problemas y fracturas sociales que están sucediendo en las ciudades”. Precisamente, inició su intervención cuestionándose la dimensión del fenómeno “¿nos hemos preguntado alguna vez cuánto tiene de gratuita toda esta violencia? ¿qué la origina y la motiva, por qué se produce? ¿nos hemos cuestionado verdaderamente la raíz del problema? ¿existen soluciones para su erradicación?”

A nivel metodológico, los investigadores realizaron el trabajo de campo entre 2005 y 2008 en algunos barrios de Sevilla, Córdoba, Málaga, Cádiz y Granada, tanto del centro como de la periferia. Además, desarrollaron entrevistas a entidades municipales, hicieron un análisis de la normativa municipal y efectuaron un seguimiento del tema en los medios de comunicación, con especial atención a Internet tanto por su papel como suministrador de información como por su función de reproductor-amplificador de este tipo de actos.

El contexto del que parten los autores en el informe señala que el vandalismo emerge en las grandes ciudades andaluzas como contestación a un proceso de evidente mercantilización del espacio público. Los patrones de uso y disfrute del espacio público se han modificado y responden a una estructura productiva que sitúa a muchas ciudades andaluzas en el sector terciario, siendo el turismo su principal motor económico. La ciudad del centro, de los emblemas, de los espacios-estrella que se usan para su promoción se sitúa, precisamente, en la diana de los actos vandálicos.

Como punto de partida en el que se observa un importante incremento del vandalismo en Andalucía se marca el verano de 2005. Los autores asocian este periodo con un cierto “efecto llamada” a partir de los disturbios que se estaban produciendo en los barrios periféricos de París y que gozaron de una importante proyección mediática. Así, el Servicio de Emergencias 112 de la Junta de Andalucía registró en julio de ese año 27 llamadas, mientras que el mes siguiente, agosto, recibió un total de 288 avisos. Este crecimiento es generalizado para todas las ciudades andaluzas y se ha mantenido de forma constante, salvando el fuerte peso cuantitativo que aporta la ciudad de Sevilla respecto al resto de municipios andaluces.
 
Una de las cuestiones de mayor interés que presenta el informe hace referencia al tipo de elementos objeto de vandalismo. Los investigadores señalan que son aquellos elementos del mobiliario urbano que contienen publicidad institucional y simbolizan el poder los que sufren mayores incidencias (mupis y marquesinas, principalmente). Siguiendo su argumentación de la “ciudad mercado”, estos actos vandálicos también podrían responder como “actos de consumo” de los jóvenes en su tiempo de ocio, reforzados además por otros factores como su componente de brutalidad masculina, el peso del grupo en la realización del propio acto e incluso su posibilidad de difusión en Internet.

Como conclusiones principales, los autores señalan la difícil aprehensión del fenómeno del vandalismo debido a su enorme diversidad de manifestaciones y presentaciones, así como la ausencia de un discurso propio unificado. Se observa que los ataques al patrimonio público y privado, bajo una amplia gama de formas y en una pluralidad de espacios, muestran diversos lenguajes, respuestas y vivencias variopintas. La definición homogeneizadora y simplificadora por la que se apuesta desde diversas instancias políticas y mediáticas, que califica estas agresiones como “gamberrismo gratuito y sin sentido”, nos priva de un sutil “pulsímetro del descontento social” en nuestras ciudades. Descontento entendido en sentido amplio y complejo, en la medida en que la ciudad, por diversas razones, “se vuelve hostil a sus moradores, hasta el punto en el que estos elaboran un marco de relación con aquella en el que la violencia vandálica es uno de sus lenguajes”.

Ante esta nueva realidad, los investigadores consideran que “los males de nuestras ciudades no pueden resolverse en dos pinceladas”. Proponen, en cambio, la generación de espacios de diálogo sobre la ciudad y sus usos, más allá de acciones paternalistas. Espacios en los cuales, los jóvenes, protagonistas naturalizados de este tipo de actos, puedan ejercer de interlocutores en la sociedad y en las ciudades en la que viven.

Mapa web del
Centro de Estudios Andaluces