26 ene 2017

“Es alarmante que chicas de 18 años tengan miedo a la soledad o a decir ‘no’ en las relaciones sexuales por temor a ser abandonadas”

Entrevista a Carmen Caro García, Por Esther García

Carmen Caro García, doctora en Enfermería por la Universidad de Sevilla y licenciada en Antropología Social y Cultural, ha trabajado como enfermera durante 20 años en Oncología y desde el año 2004 está dedicada a la docencia. En la actualidad, como profesora del Departamento de Enfermería de la Universidad de Sevilla, imparte diferentes asignaturas, entre ellas Género y Salud, en la que trabaja con el alumnado de forma directa la violencia de género.

El Centro de Estudios Andaluces le ha otorgado el Primer Premio Tesis 2016  por su investigación: ‘Formación de género y detección precoz de la violencia contra las mujeres a partir de las creencias del amor romántico', un innovador estudio sobre las creencias arraigadas sobre "el amor" y cómo estas creencias pueden contribuir a la violencia contra las mujeres. El objetivo final es conocer su afectación en los profesionales de la salud, concretamente en enfermeros y enfermeras, que constituyen un grupo primordial en la atención, identificación, detección precoz y prevención de la violencia de género.

P.- De su experiencia con los grupos de discusión con alumnos del Primer Grado de Enfermería de la Universidad de Sevilla, ¿qué conclusiones puede sacar respecto al concepto "amor"?

R.- Utilizar metodologías cualitativas y en especial la técnica de los grupos de discusión al abordar conceptos complejos como el "amor", nos ha permitido profundizar más allá de de los comentarios "políticamente correctos". En el discurso mantenido entre iguales emergen  elementos más sinceros, e incluso discursos no conscientes. 

Los chicos diferencian el estilo de amor elegido, si es una relación transitoria, en la que su prioridad es disfrutar (Ludus) o si, por el contrario, piensan en la "madre de sus hijos", donde la razón (Pragma) les hará elegir "una buena mujer". En el discurso mayoritario de los chicos no aparece el amor como prioridad en sus vidas, ni renuncias, altruismo o sacrificio "en nombre del amor". En cambio para las chicas la pasión unida al altruismo y sacrificio, estructura el estilo de amor (Ágape en el corazón de Eros) de cualquier tipo de relación. Las chicas creen que el "amor verdadero" requiere "entrega total" y están preparadas para ello. El amor tiene prioridad y centralidad en sus vidas.

El amor, en definitiva, es una experiencia fuertemente marcada por el género y en el caso de las chicas, el estilo de amor aprendido, un sustrato para posibles situaciones de maltrato.

P.- De estas creencias sobre el amor, ¿qué factores concretos cree que pueden contribuir a favorecer la violencia contra la mujer en la pareja?

R.- Para analizar las  creencias que presenta el alumnado sobre el "amor verdadero" hemos tomado las principales características descritas por Montserrat Moreno Marimón y Genoveva Sastre (2010) sobre el amor romántico. Hemos comprobado al analizar los discursos de las chicas, como con su escasa edad, ya han interiorizado creencias como: el amor lo puede todo, el amor lo justifica todo, el amor es suficiente, el verdadero amor es incondicional, sin celos no hay amor... Estas creencias sitúan a las chicas en una situación de alta vulnerabilidad a posibles situaciones de maltrato. Además de estas creencias reforzadas por los medios de comunicación, que llevan a las chicas a la renuncia personal y la entrega total, aparecen dos hallazgos que son alarmantes en las chicas y son, por un lado, el miedo a la soledad con tan solo 18 años, así como el miedo a decir "no" en las relaciones sexuales porque pueden ser abandonadas por su pareja. Ambos miedos están sometiendo a las chicas a situaciones de maltrato y podría paralizarlas en relaciones tóxicas.

En los chicos el amor verdadero no tendría que cumplir los requisitos descritos por Montserrat Miramón y Genoveva Sastre (2010), sino que tendría que cumplir los requisitos del "amor de madre", demandando "esa entrega total" de las mujeres.

Estas creencias irracionales y mitos hacen que "en nombre del amor", o mejor del "mal amor", se justifiquen y acepten actitudes, comportamientos y situaciones de maltrato, como hemos podido comprobar a lo largo de nuestra investigación.

P.- ¿Hasta qué punto estos futuros profesionales se sienten condicionados por creencias sexistas, actitudes e incluso prejuicios?

R.- Los resultados de la investigación muestran la interiorización de creencias sexistas y la incapacidad de chicos y chicas para reconocer y etiquetar situaciones de maltrato o violencia. Por ejemplo, las chicas reflejan que sus parejas utilizan micromachismos encubiertos (manipulación, seducción, silencio...) alejándolas de lo deseado, y dirigiendo las situaciones en la dirección elegida por su pareja. Así como los chicos muestran la utilización de micromachismos encubiertos para obtener lo que desean en sus relaciones de pareja. Y en ambos casos aparecen ‘normalizados'.

En la actualidad, estudios estatales ponen de manifiesto que las tasas de identificación de casos de violencia de género por profesionales de la salud siguen siendo bajas, incluso entre las mujeres que presentan mayores factores de riesgo (Meneses, 2015). Por ello, la importancia del trabajo en profundidad de las creencias sexistas aprendidas.

P.- El sistema de salud constituye una de las principales vías institucionalizadas utilizadas por las mujeres víctimas de malos tratos para buscar ayuda. Desde esta perspectiva, ¿en qué grado se tiene en cuenta en la formación de sus profesionales?

R.- Desde hace años existen protocolos de atención a las mujeres víctimas de violencia género. Sin duda, son de vital importancia, pero su efectividad depende de una capacitación adecuada por parte del personal sanitario. Desde hace más de una década los estudios e investigaciones  refieren la necesidad de incluir la perspectiva de género en la comprensión de la salud y la enfermedad, así como hacer presente la formación en violencia de género en los programas de formación de los y las profesionales de la salud, pero una formación que incluya el análisis y la reflexión sobre las propias actitudes, las creencias y los prejuicios, que muchas veces permanecen ocultos.

No debemos olvidar que el sistema sanitario hasta ahora vigente está cargado de los mismos sesgos sexistas que el resto de las estructuras sociales existentes, por ello, es imprescindible hacer un análisis del mismo, así como darnos cuenta del impacto que nuestra socialización ha tenido sobre nosotros y nosotras y reconocer los potenciales sesgos de género en nuestras actitudes y conductas profesionales. Es muy importante tomar conciencia de las creencias aprendidas y tener una actitud reflexiva y con ello poder desarrollar una buena atención profesional que no esté regida por los juicios, prejuicios y valores propios que puedan interferir en un cuidado justo, igualitario y de calidad.

P.- De los resultados de su investigación, ¿qué conclusiones principales extrae que puedan ser de aplicación para contribuir a una mejor atención de las mujeres víctimas de violencia de género?

R.- Las creencias aprendidas sobre el "mal amor", así como actitudes y comportamientos sexistas, pueden obstaculizar la atención, detección precoz y/o prevención del grave problema social que es la violencia contra las mujeres en la pareja.

La formación en género en Educación Superior es una herramienta eficaz para deconstruir creencias aprendidas sobre el "mal amor", así como actitudes y comportamientos sexistas. La formación en género en Educación Superior debe facilitar el desarrollo de ‘conciencia de género'. Este proceso es clave en el cambio y pasaría, describiéndolo brevemente, por los siguientes pasos: ‘Darse cuenta' del guión de vida aprendido; ‘Tomar conciencia' de las consecuencias en uno mismo y una misma, así como en otras personas; ‘Decidir cambiar'; ‘Aprender el camino del cambio'.

En el alumnado de Grado de Enfermería aparecen los dos primeros pasos del desarrollo de conciencia de género: se "dan cuenta" del guion de vida aprendido, y "toman conciencia" de las consecuencias en uno mismo y una misma, así como en otras personas. Por ello es necesario un trabajo continuado a lo largo del Grado para dotar al alumnado de las herramientas necesarias para el cambio, y completar el desarrollo de ‘conciencia de género'.

Abordar la violencia contra las mujeres en la pareja en Educación Superior lleva consigo abordar los modelos amorosos y enseñar referentes de modelos saludables. En nuestro caso, formamos a futuros y futuras enfermeras, por ello consideramos el tema doblemente importante, por un lado por su propia salud y, por otro lado, porque son responsables de detectar y prevenir signos y síntomas de la violencia que se ejerce contra las mujeres.

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