El tema de la repatriación de los soldados españoles que combatieron en las guerras de ultramar ha sido marginado en la historiografía española. Con la publicación del volumen Andalucía y la repatriación de los soldados de la guerra del 98, coordinado por el investigador cordobés Patricio Hidalgo Nuchera, profesor de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid, el Centro de Estudios Andaluces quiere contribuir a ampliar y mejorar el conocimiento sobre este aspecto clave de la historia española.
Entre 1895 y 1898, España realizó uno de los mayores esfuerzos bélicos de cuantos había afrontado hasta el momento una potencia colonial: para defender sus últimas posesiones de ultramar envió a Cuba -y a Filipinas- alrededor de 220.000 soldados. Más de la mitad murió, aunque sólo un pequeño porcentaje de los fallecidos -unos 10.000- cayó frente al enemigo o a consecuencia de las heridas. La mayoría -en torno a 100.000- perdió la vida a causa de enfermedades como la fiebre amarilla, el paludismo, la disentería y la tuberculosis. Muchos murieron durante el viaje de repatriación, realizado en condiciones lamentables, o poco después de pisar tierra española. Toda una catástrofe demográfica y social, si se tiene en cuenta que la media de edad de los soldados que marcharon a ultramar para cumplir allí el servicio militar obligatorio era de 21 años y que todos ellos eran de extracción humilde.
Gracias a las denuncias de la prensa sobre el lamentable abandono de los repatriados una vez llegados a la península, el Gobierno aprobó una serie de medidas a fin de atenuar la gravedad del problema. Los ensayos recogidos en esta obra narran las medidas específicas adoptadas por cinco municipios andaluces para mejorar la suerte de aquellos soldados.
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