La Guerra Civil española es, sin duda, el episodio de nuestra historia reciente que ha provocado un mayor número de estudios y publicaciones. Ya durante los cerca de mil días de violencia que se precipitaron a partir de la sublevación del 18 de julio de 1936, la prensa nacional e internacional reflejó el día a día del conflicto, de acuerdo con su filiación. Durante la guerra y la dictadura, el bando ganador se esforzó en reinterpretar el conflicto en clave de “santa cruzada” contra “los enemigos de la Nación-Eterna”, dando una visión maniquea de los “salvadores de la patria” frente a las “hordas rojas”. La democracia permitió por fin un análisis libre y científico de la Guerra Civil desde distintas perspectivas, de tal modo que en las dos últimas décadas la historiografía andaluza ha experimentado un verdadero avance en temas como, por ejemplo, el devenir militar de la contienda y la caracterización y cuantificación del número de víctimas.
Sin embargo, aún queda mucho por saber. Por este motivo, el último número de la revista Andalucía en la Historia, editada por el Centro de Estudios Andaluces, ha vuelto a poner su foco en la Guerra Civil, con el objetivo de ofrecer a sus lectores las miradas más contemporáneas sobre el conflicto. Los profesores de la Universidad de Granada Francisco Cobo Romero y Teresa María Ortega López han seleccionado algunos de los enfoques más contemporáneos sobre la guerra, escritos por jóvenes investigadores.
Así las cosas, el dosier, titulado “Nuevas miradas sobre la Guerra Civil”, revisa los mitos, articulados por la derecha, pero también por la izquierda, que han proliferado en torno a esos años decisivos, de la mano de Francisco Cobo Romero y Teresa María Ortega López. También ofrece un análisis de la violencia en la retaguardia republicana –contra el clero y los miembros de clases sociales acomodadas-, que sólo en Andalucía se llevó por delante en los primeros meses de la guerra a 8.000 personas, frente a las 40.000 del bando franquista, escrito por José Luis Ledesma (Universidad de Zaragoza).
Por su parte, el también profesor en la Universidad de Granada, Miguel Ángel del Arco Blanco, explica cuáles fueron los apoyos sociales del franquismo, entre –terratenientes y oligarcas, en un primer momento, y falangistas de distintas clases sociales, después-, dejando claro que el franquismo se construyó desde arriba y también desde abajo. Javier Rodrigo, profesor de la Autónoma de Barcelona, se centra en el análisis de los campos de concentración andaluces, en los que a la altura de 1939 estaban confinados para su “reeducación” más de 79.000 presos republicanos (incluyendo los campos de la provincia de Badajoz). Por último, Peter Anderson, de la prestigiosa London School of Economics, ofrece un ejemplo concreto de las motivaciones que llevaron las personas corrientes a engrosar las filas del franquismo: el de los agentes que formaron parte del Cuerpo de Vigilancia de Málaga, que en los años cuarenta fueron rebautizados como “Cuerpo Nacional de Policía”.
La revista ofrece en esta ocasión una atenta mirada sobre la historia de la provincia cordobesa. El profesor de la UCO, José Naranjo Ramírez, publica una reflexión sobre los paisajes patrimoniales y simbólicos de Córdoba. El investigador Manuel Vacas repasa los numerosos restos arqueológicos de la Guerra Civil en Córdoba –trincheras, nidos de ametralladores y observatorios-, mientras que el escritor Alfonso Sánchez Rodríguez indaga en la misteriosa historia del soldado alemán falangista Heinz Arnemann, asesinado por sus compañeros de filas en Almedinilla, sin que se conozca la causa. Asimismo, el profesor de la Universidad de Córdoba, Roberto González Ramos, ofrece una semblanza del caballero pintor Pedro Núñez de Villavicencio, pintor de niños y compañero de generación y amigo de Murillo con quien impulsó la Academia de Pintura de Sevilla.
Como no podía ser de otra forma, Andalucía en la Historia continúa atenta a las aportaciones científicas que se derivan de la celebración del Bicentenario de la Pepa. Y lo hace publicando dos artículos. El primero sobre el Decreto de Libertad de Imprenta de 10 de noviembre de 1810 y el segundo sobre el apoyo de los clérigos e intelectuales sevillanos a la causa josefina.
Muy novedoso resulta el artículo del historiador Emilio Atienza, que rememora un episodio desconocido en la historia contemporánea reciente: el del pacto de colaboración luso-español firmado en 1960 por dos opositores a las dictaduras ibéricas, el granadino Emilio Herrera, en calidad de jefe del gobierno de la República en el Exilio, y el portugués, Humberto Delgado, vilmente asesinado por la Policía Política portuguesa en Badajoz con la aquiescencia del régimen franquista.
Entre los artículos que completan la revista, dirigida por el profesor de la UCO Manuel Peña Díaz, se encuentra un recorrido por los abrigos de arte levantino y esquemático reconocidos con el sello de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y repartidos por las provincias andaluzas de Jaén, Málaga y Almería. También se incluye un valiente debate acerca del sentimiento amor/odio que despertaba el tribunal de la Inquisición, un recuerdo por el exilio forzoso del historiador Vicens Vives en Baeza y un emotivo artículo sobre los últimos días que Miguel Hernández pasó en libertad en tierras andaluzas.
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